Una posible lectura sobre el texto
literario “Popol Vuh o libro del consejo
de los indios Quichés”, traducción de la versión francesa del Profesor Georges
Raynaud, director de estudios sobre las religiones de la América Precolombina, en la casa de altos estudios de París, por los alumnos Miguel Ángel Asturias
y J.M. González de Mendoza,edición publicada en el 2005.
Nos parece
interesante incorporar la traducción a la que pertenece el texto trabajado para
evidenciar una problemática que genera la opacidad del objeto literario, como
objeto tensionado en el cruce inherente de las traducciones.
Según la crítica el manuscrito del siglo XVI, había permanecido oculto durante un siglo y medio hasta que Francisco Giménez, un cura de Santo Tomás Chuilá (población de Guatemala), lo encontró y lo tradujo. Esta traducción no era totalmente fiel, dado que el traductor no era indígena nativo, por lo que castellanizó algunos sonidos Ki-Ché y, además introdujo múltiples alteraciones al texto original que van desde la supresión de fragmentos como la selección del contenido y la forma discursiva desde dónde se lo cuenta, la búsqueda final de la imposición de la cultura occidental.
Según la crítica el manuscrito del siglo XVI, había permanecido oculto durante un siglo y medio hasta que Francisco Giménez, un cura de Santo Tomás Chuilá (población de Guatemala), lo encontró y lo tradujo. Esta traducción no era totalmente fiel, dado que el traductor no era indígena nativo, por lo que castellanizó algunos sonidos Ki-Ché y, además introdujo múltiples alteraciones al texto original que van desde la supresión de fragmentos como la selección del contenido y la forma discursiva desde dónde se lo cuenta, la búsqueda final de la imposición de la cultura occidental.
Existe otra traducción al español que es la de Adrián
Recinos, publicada en México en 1947 con el nombre de Popol Vuh y, otra traducción al francés realizada por el abate
Charles Etienne Brasseur De Bourbourg quien llegó a Guatemala en 1855.
Ninguno de los tres textos goza de la fidelidad lograda por
adrián Inés Chávez, un indio KI-CHE que reconstruyó el texto en su original
grafía logrando una de las traducciones
más fieles al texto original. Trabajó con cuatro columnas, la primera colocó la
traducción literal del padre Jimenez, en la segunda trnascribió el texto con
los caracteres Ki-Ché, en la tercera tradujo vocablo por vocablo y en la cuarta
ordenó la obra.
El problema lingüístico
fue planteado como una cuestión político- cultural por la corona
española en América. Involucraba la implementación del castellano y la
aniquilación de las lenguas aborígenes mediante el adoctrinamiento de los
misioneros en el aprendizaje de la lengua de los indios para ejercer sus
funciones “evangelizadoras”. Ahora bien,
es preciso tener en cuenta que el aprendizaje de la lengua con fines de
catequesis fue uno de los instrumentos más eficaces de la penetración político-
cultural. En consecuencia, los misioneros se cuidaron de reproducir o
transcribir los mitos americanos y cuando lo hicieron se trataba de una
difusión escasa ya que no les interesaba las tradiciones autóctonas de los
indios, sino que intentaban reemplazar las “supersticiones indígenas” por los
principios de la “religión verdadera”:
“Ahora diremos también el nombre del padre de Hunahpú e Ixbalanqué. Dejaremos en la sombra su origen, y la historia del nacimiento de Hunahpú e Ixbalanqué. Solo diremos la mitad, una parte solamente de la historia de su padre (…)”1
“Ahora diremos también el nombre del padre de Hunahpú e Ixbalanqué. Dejaremos en la sombra su origen, y la historia del nacimiento de Hunahpú e Ixbalanqué. Solo diremos la mitad, una parte solamente de la historia de su padre (…)”1
Fue Adrián Inés Chávez quien tuvo la intención de
“descolonizar” el texto del Popol Vuh. En primer lugar, rectificó el paratexto
como POP WUJ que significa libro del
tiempo o libro de los acontecimientos. También eliminó la división en
partes y capítulos, a la vez que demostró la inexactitud de ciertos temas
referidos a la mitología por ejemplo, en las versiones españolas se habla de
dioses gemelos y Chávez demostró que se trataba de un mismo dios denominado por
su nombre y su atributo caracterizador.
Finalmente, si bien el “Popol Vuh” es un texto que pendula
entre historia y literatura, no podemos dejar recepcionarlo como literario
,desde un sistema actual, por el trabajo realizado con el lenguaje en la
utilización de diferentes figuras retóricas (enumeraciones, descripciones,
comparaciones, etc.) y la incorporación de la cosmovisión mítica indígena,
desde donde se interpreta la realidad cotidiana en términos de un mito
subyacente, lo cual nos lleva a pensar en un texto que no puede dejar de
despegarse de su referente inmediato “la
realidad”, dado que en esas
sociedades la cosmovisión mítica era la realidad cotidiana. Elemento narrativo
latinoamericano que luego es retomado por M. A. Asturias y lo adereza con la
carga explosiva que tiene la palabra mítica de los indios:
“…penetrando
en la raíz de la cultura maya- quiché, pone en evidencia el valor mágico que
tiene el verbo en esa civilización, transformador de todas las cosas. Y transponiéndola al plano de la creación literaria,
exalta el poder del lenguaje, de una lengua que no obedece sino a sus propias
leyes. Es la creación por y en la palabra."2
Notas
de páginas.
1 Popol
Vuh . Anónimo. Editorial Losada, Bs As, 2005. Pág 31.
Rubén Bareiro Saguier “Encuentro de
culturas” en Fernandez Moreno (1998) “América Latina en su Literatura”. Ed.
SXXI. Madrid.
Autora: Vanina Monzón
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